Primer Patrimonio de la Humanidad

 

Asturias, Cantabria, Euskalerria, Nabarra, La Rioja y Las Merindades de Burgos han constituido, desde la Prehistoria, un mismo país, configurado por la Geografía a caballo de las aguas del Cantábrico y del Ebro. Un mismo país en el que siempre se habló una misma lengua de la que el Euskera es su principal y más directa y fiel heredera, siendo las lenguas Castellana, Montañesa y Bable descendientes suyas.

 

La Toponimia, testigo fehaciente y mudo de la historia de esa región natural –conocida indistintamente con los nombres de BIZKALLA, BASKONIA, ASTURIAS o KANTABRIA-, da fe del origen idéntico de todas esas antiguas Provincias Cantábricas a las que la historia reciente ha desmembrado y distanciado, pretendiendo hacer pueblos distintos del que siempre ha sido y será el mismo pueblo, unido por una misma historia, una idéntica cultura, un mismo paisaje, unas lenguas hermanas y unas raíces comunes.

 

Las investigaciones genéticas y filológicas desarrolladas en su mayor parte por científicos europeos y norteamericanos, han venido corroborando en estos últimos años las tesis que desde el año 1984 vienen postulando a la región natural antedicha como matriz de la Humanidad inteligente o sapiens. Debido a ello y en la medida en que dicha región constituye un legado precioso, no sólo para España y Europa sino para toda la Humanidad, debería dotarse a la misma de un status singular cuyo principal objetivo fuera la salvaguarda de su paisaje y de todos sus valores culturales, tanto históricos, como artísticos, lingüísticos, etnológicos, arqueológicos o antropológicos.

 

Con el fin de impedir que los Gobiernos de cada una de esas Comunidades o el propio Gobierno Central puedan acometer proyectos que pongan en peligro la integridad de ese impresionante Patrimonio acumulado a lo largo de la Historia por los pueblos del NORTE DE ESPAÑA, evitando al propio tiempo que nunca jamás puedan volver a reproducirse hechos como la todavía vigente demonización de la Lengua Baska, la extinción de la Lengua Montañesa (consumada con el concurso del propio Gobierno de Cantabria) o la fobia del franquismo contra la cultura euskalduna, los firmantes del presente Manifiesto solicitamos de la Comunidad Internacional, representada en la Organización de las Naciones Unidas, la creación de un COMITÉ SUPRANACIONAL que, velando por la conservación de un Patrimonio que es común a todos los pueblos de la Tierra, por una parte lo tutele y, por otra, supervise –con posibilidad de imponer su veto sobre ellos- cuantos proyectos pongan en peligro el desarrollo sostenible de un territorio que sólo en el decurso del pasado siglo ha sufrido la mayor destrucción de toda su historia.

 

La existencia de ese Comité Internacional impediría, por ejemplo, el que como viene sucediendo desde hace vweintitrés años y por razones de índole política, el Gobierno de España haya boicoteado sistemáticamente las investigaciones que postulan a la Región Cantábrica como cuna de la Civilización, obstaculizando la difusión de los sucesivos descubrimientos que vienen refrendando esa maternidad, incluso en los casos en que esos descubrimientos tienen como autores a investigadores extranjeros. Evitaría, así mismo, que se perpetrasen desafueros como la prevista destrucción de uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del planeta –la finca santanderina de Campo Giro- proyectada por el Gobierno de Cantabria y bendecida por el actual Gobierno de la Nación.

 

Reclamamos de la Comunidad Internacional que comparta con los Gobiernos de España y de Francia la gestión de un territorio que, por esconder en su subsuelo la primera y más remota historia de la Humanidad y por conservar su lengua más primitiva, el Euskera, constituye el más precioso e irrenunciable PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD.

 

Jorge María Ribero-Meneses